Un veterano combatiente de las campañas de Alejandro (356-323 a. C.), al servicio de Sisigambis, reina madre del destruido imperio persa, evoca junto con ella pasajes de la vida del caudillo macedonio. El lector asiste a una doble visión narrativa: la del combatiente, quien rememora las hazañas de Alejandro para convencer a Sisigambis de que el joven rey es invulnerable, y la de la propia reina, dueña de un amor tan intenso como ambiguo por el conquistador de la Hélade. En «El escudo de plata», acciones de ribetes épicos y momentos de eclosión afectiva se entrelazan en torno al personaje más fascinante y contradictorio de la historia: discípulo de Aristóteles, libertador de las ciudades helénicas de la actual Turquía, aclamado como faraón de Egipto, difusor de la cultura helénica en Asia, nexo entre Occidente y Oriente, símbolo al fin de la audacia. Los siglos no volverán a ver una aventura similar.
