En busca de los valores perdidos

Sin valores la vida no tiene sentido. Mientras el progreso de las cosas, de la ciencia, del mundo exterior del hombre ha ido avanzando prodigiosamente, el mundo de los fines, de los objetivos, es decir, el de los valores está tambaleando.
Los valores son modelos de existencia. Hoy prevalecen los ídolos, no los modelos. Hay crisis de valores. No de los valores en si, sino de su jerarquía, de su escala.
¿De dónde proviene esta crisis? La vida humana se convierte en verdadero dolor, en verdadero infierno sólo donde dos épocas, dos culturas o religiones se entrecruzan.
El planteo lo realiza Herman Hesse, en su libro El lobo estepario, de 1927. Somos una generación, mejor dicho, un siglo de tránsito entre el romanticismo enaltecedor del yo, y una nueva era que se ha quedado con los despojos de ese Yo grandioso pero que aún no se ha afirmado para construir los valores que corresponden al nuevo mundo que desea.
Hay problemas. Hay asaltos, hay corrupción, hay droga y los jóvenes se crían en ese ambiente enviciado, contaminado de hoy sin mañana, y van a la deriva.
Crisis de valores. Crisis de educación en valores. Algo nos falta. Tenemos de todo pero algo nos falta. Vivir para algo que no sea meramente diversión. Eso nos falta, un horizonte superior, lejano, que nos guíe en la conducta, en el esfuerzo, en el amor.
Vivir para algo es vivir con sentido.
En este libro intenta Jaime Barylko, pedagogo y pensador de vasta repercusión pública responder a estos interrogantes y propone horizontes para la recuperación de los valores que están, pero están perdidos, confusos, desorientados.