Senderos Montevideanos Punta Carretas

No hay barrio que no encierre un mundo. Parafraseando a Borges, siempre habrá «otro patio» o «una entrevista parra» que guardan secretos recelosos. Hace ya mucho tiempo que los artistas -los dadaístas, más tarde las teorías sobre la «obra abierta»- nos han dado la libertad y la responsabilidad a nosotros, espectadores, lectores, escuchas o paseantes, de descubrir, organizar e interpretar los signos de las cosas. Alguien podrá decir -y le asiste razón- que un arte sin la participación activa, recreativa de quien lo recibe, no merece ser considerado. Toda comunicación implica receptores capaces de emprender tales tareas. La colección «Senderos montevideanos» invita a sus lectores a practicar un arte que involucra los cinco sentidos. Insinúa programas, cuenta historias, describe tramas y patrimonios urbanos. Pero por sobre todo, propone al lector una tarea creativa: la construcción de una experiencia sensible, propia e intransferible. «Senderos Montevideanos» invita a descubrir aquello que los barrios guardan celosamente: sus entrevistos patios, sus afiligranados frentes, las caprichosas luces de calles «con luz de patio», los edificios construidos por los genios y las genialidades construidas por anónimos constructores, el legado de quienes plantaron árboles cuya madurez no verían, los pasos de quienes nos precedieron en una misma esquina o bajo un mismo árbol.