Historias sin importancia

En estas historias lo que no importa son las fechas ni los grandes nombres del mundo político. Por eso consiguen el mismo efecto que cuando nos muestran algo en la palma de la mano: despertar en nosotros una mirada táctil.Son “Historias sin importancia” que nos dejan ver “el largo viaje de los primeros pobladores de Montevideo; los lujosos muebles que mandaban construir en Europa algunos mandamases de la joven República oriental; las oleadas de mosquitos que atormentaron a los voluntarios de las números revoluciones que poblaron nuestro siglo XIX; los médicos, curanderos y remedios en años de pestes y mutilaciones; el dolor de las mujeres en medio de los alzamientos a lanza que les llevaron maridos e hijos; el atractivo fatal y prohibido de algunas, la visibilidad satisfecha y perfumada de otras; el anticlericalismo y el liberalismo de Batlle desde las retinas de los diplomáticos europeos y a un sinnúmero de actores sociales habitualmente ignorados, que asoman para publicar un aviso en un periódico, para asistir a un baile de carnaval o para aplaudir el paso de un príncipe extranjero de visita por Montevideo”.Veinte historias con las que Ana Ribeiro nos obsequia, además, el misterio de un retrato: un rostro que ha sido negado, discutido, inventado y exaltado. Al mostrárnoslo, deja al desnudo los dilemas del oficio del historiador y nos enfrenta a la construcción de nuestra Historia como tarea eternamente inconclusa.