En los últimos cien años asistimos a un lento proceso de deshumanización de la relación médico paciente al grado de desvirtuar el objetivo mismo de la medicina. Este proceso está vinculado a cambios sociales y culturales relacionados con el desarrollo asombroso de la medicina, junto con el segimiento del corporativismo médico y la industria de la demandda jurídica.
Asistimos al enfrentamiento entre factores económicos y cuestiones éticas, entre la precisión del desarrollo tecnológico abrumador y la incertidumbre de los aspectos humanos que rodena todo acto clínico, entre la necesidad de la visión parcial a través de la especialización y de la visión integral que respeta la individualidad de lo humano.
En alguna medida, como consecuencia de lo anterior, también han cambiado las nociones fundamentales de la vida, muerte, enfermedad, cuerpo, alma y esperanza.
La medicina desalmada analiza este cambio cultural centrándose en la industria médica actual y en su resultado final: una medicina objetiva, fría y distante, regida por las leyes de la ciencia y de la economía de mercado.
