Edwina tuvo la suerte de sobrevivir al hundimiento del Titanic. Pero su corazón se hundió con él y tuvo que aprender a recuperarlo.
La noche del 14 de abril de 1912 fue una noche fatídica para Edwina Winfield. Mucho más en cuanto que se encontraba en su mjor momento: rodeada del cariño de sus padres, Bert y Kate, y de su prometido Charles, satisfecha de sus cinco hermanos, alojada en el transatlántico más grande y lujoso de todos los tiempos.
Pero el barco se hundió. Y arrastró con él a los padres y el prometido de Edwina. Ella pasó de ilusionada novia a cabeza de una familia, de la que tenía que responsabilizarse a pesar del dolor, la inexperiencia y la falta, que preveía eterna, del amor más grande.
NO HAY UN AMOR MAS GRANDE
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El 14 de Abril de 1912, Edwina iba en el Titanic con sus padres, sus cinco hermanos y su prometido.
El barco se hundió arrastrando a los padres y al novio de la muchacha y dejándola de cabeza de familia a cargo de sus hermanos.
