Historia para los jóvenes

HISTORIA PARA LOS JÓVENES

 

 

 

Este relato es un resumen de una historia mas prolongada,

mediante una encuesta que Henry Ford hizo publicar en los

principales diarios del mundo, en el año 1927. Más tarde, en 1935

la revista deportiva “El gráfico” de Bs. As. Publicó esta anécdota

con mayores detalles relacionados con encuestas de Ford.

Se publicó en “El País” el 24/08/2008. W.V.S.

La Ford “T”

“Como complemento a la nota publicada en El País refiriéndose a los cien años de creación de los automóviles Ford, nos ha parecido oportuno agregar una ocurrente anécdota donde Henry Ford puso en evidencia su perspicacia comercial.

La marca Ford estuvo siempre en competencia con los productos Chevrolet. En el año 1927 no había introducido el adelanto de la palanca de cambios, que los coches Chevrolet sí la habían impuesto.

Henry Ford aplicando su aguda inteligencia, mediante los principales medios periodísticos de la época en todo el mundo, ideó una encuesta con la siguiente y única pregunta: ¿Qué opina Ud. del Ford?

Los múltiples lectores de la encuesta contestaban, algunos con elogios y otros con críticas sobre las simpáticas “forchelas” de la época, contestando por carta a la fábrica en los E.E.U.U..

Hubo una persona

radicada en Buenos Aires, propietario de un Chevrolet, que para irritar al Sr. Ford, le envió por correo marítimo una lata de kerosene vacía, expresándole: “Sr. Ford, para mí sus autos son una lata.”

 

El remitente estaba convencido que provocaría malestar al Sr. Ford, pero no fue así. A los pocos meses llegó al puerto de Buenos Aires un cajón de madera procedente de E.E.U.U.. Dentro del cual había un flamante Ford “T” a nombre del señor de Buenos Aires, con flete pago, etc.

Cuando el sorprendido destinatario concurrió a retirar el coche que venía a su nombre, encontró en el asiento delantero la mitad de la lata de Kerosene y una breve esquela de H. Ford que decía: “Sr. fulano de tal; le agradezco la materia prima que me envió, con la mitad de la lata hice este coche que me complazco en regalarle; y le adjunto la mitad sobrante por si usted la necesita para algo”.

El beneficiario se vio obligado a contestarle al remitente agradeciendo el obsequio; así empezó a encariñarse

con la “forchela”.

 

A los pocos meses el Sr. Ford le envió una formal carta al propietario del coche regalado, ofreciéndole la representación de su marca en la Rep. Argentina. Quedó concretada la oferta

y el argentino ganó muchos miles de pesos con el negocio ofrecido y… Ford también pudo colocar muchos miles de automóviles más.”

 

Aporte del Sr. Wilson Sordo