NO SOMOS ANCIANOS NI VIEJOS

NO SOMOS ANVIANOS NI VIEJOS

 

 

 

 

 

El Dr. Fernando Herrera Ramos, Profesor Emérito de la Facultad

de Medicina, ex profesor de Clínica Médica y miembro de la

Academia Nacional de Medicina, en la entrevista realizada hace 25

años con periodistas del diario La Mañana, analizando en

profundidad la situación de los adultos mayores en nuestro país,

sostenía que hay que reconocer los derechos y obligaciones de las

personas mayores. No es posible que se prescinda de su

experiencia y de su perfeccionamiento de un día para el otro.

Es necesario que la organización social abra la puerta a la tercera

y cuarta generación.

Afirma: NI ANCIANO NI VIEJO: PERSONA ÍNTEGRA

En primer lugar, aclaró las razones por las que prefiere no utilizar

los términos anciano y vejez.

“La voz anciano ha adquirido, a través del tiempo, una capacidad

representativa del hombre que ha llegado al fin de la vida,

transitado lentamente hacia el fin de sus días. Ello no es lo que

sucede hoy con la persona de edad. Por eso, no podemos darle

un nombre que le atribuya algo que no es”.

En su opinión, la palabra vejez tiene, “una potencia más

inhabilitante que el término anciano”, pues alude a un individuo

“lateralizado en la vida, que ha sobrepasado los límites de la edad

y es un ser sin rendimiento”.

Para el Prof. Herrera Ramos, que auspicia la IX Semana de la

Ancianidad que organiza ANEPA “ninguna de las dos palabras

corresponde al hombre que está en

esta edad” y que antes “era

 

considerado un anciano o un viejo”.

Considera que de los 65 años en adelante, el adulto es una

persona “íntegra, del punto de vista físico, intelectualmente capaz

y en condiciones de desempeñar funciones de responsabilidad y,

en algunos casos, hasta de fuerza”.

En la época actual, la medicina permite prolongar la vida del

hombre y también su capacidad de acción. “En el siglo pasado, un

hombre de 70 años era poco activo; hoy, está perfectamente

capacitado y perfectamente activo”.

“No sólo se prolongó la vida y la capacidad, sino que se ha

conseguido que el número de esas personas se haya multiplicado

en el mundo”, señaló.

En 1975, se calculaba una población mundial de 4.100 millones

de personas. Para el año 2.025 se cree que oscilará entre 6 mil a

7 mil millones.

En 1975, se estimaba que había en todo el

mundo 350 millones de personas mayores

de 60 años. Para el 2.025 se piensa que no

superarán los 1.100 millones.

Mientras en términos generales, la población

no se habrá duplicado, “el número de

personas mayores se habrá triplicado”,

indicó, acotando que eso significa que “por primera vez en la

historia de la humanidad, una nueva generación está ingresando

con fuerza en la organización social, y al mismo tiempo está

reclamando sus derechos y el cumplimiento de sus deberes”.

Herrera Ramos formuló una advertencia, al decir que no es

posible que se prescinda de la “experiencia y el perfeccionamiento

(de las personas mayores de 65 años), y los dejemos de lado sin

preocuparnos, llevando a que otro reproduzca todo lo que ya ha

demostrado la persona mayor”.

“Eso es absolutamente inadmisible. El retiro debe ser lento y

progresivo”, apuntó.

Es imperioso “mirar hacia delante y no seguir haciéndolo hacia

atrás”, por eso, es fundamental “cambiar nuestra posición frente a

las personas de la 3ª edad”, agregó.

No cree que la panacea sea crear centros especiales para esas

personas,

“rodearlas de algodón y colmarlos de atenciones

 

especiales”. Todo lo contrario: “todo eso debe ser modificado.

Es necesario abrir la puerta a la tercera y cuarta generación”.

La inactividad de las personas mayores de 65 años, provocada

por su retiro prematuro, crea, según el Dr. Herrera Ramos, cuatro

problemas:

– al propio hombre que se retira y no ha sabido prepararse; a

la familia, a los centros de labor y al Estado que tiene que

“sostener económicamente al ciudadano que se ha retirado en

una edad que aun le permite desplegar toda su actividad física e

intelectual.

Es prioritario que a la persona mayor “se le reconozcan sus

derechos y obligaciones”, en un momento en que está finalizando

una era de la vida del hombre y se aproxima una nueva.

Para termina, Herrera Ramos consideró que debe producirse una

“toma de conciencia progresiva” para comprender la situación de

la tercera edad y que las soluciones a esa problemática se

alcanzarán, aunque “lenta y progresivamente”.

Un claro ejemplo de lo señalado por el Dr. Herrera Ramos lo

constituía su propia situación pues, en el momento de la

entrevista se encontraba en su consultorio, en pleno ejercicio de

su profesión con sus 85 años de edad. Evidentemente no hablaba

por él, sino por la vasta experiencia en la atención de los

pacientes con edad avanzada.

De nuestra parte, al encontrarnos en el 5to año de actividad de la

Comisión Directiva, debemos señalar, con gran satisfacción, la

valiosa experiencia surgida a través del conocimiento de la

manifestación de las cualidades personales, la cultura expuesta en

 

la escritura, el canto, la poesía, en una conferencia, etc., hasta en

una sencilla charla donde aflora siempre la palabra propia de la

buena educación, y todo ello expresado con espíritu vivaz, es

decir agudo, de pronta comprensión e ingenio.

En ese ámbito, nuestras socias y socios, los que concurren y los

que la distancia o un impedimento circunstancial no les permite

frecuentar la sede, saben que tienen siempre nuestra respuesta

(información, biblioteca, etc.).

Las actividades en AJUPE se han consolidado y transcendido, lo

demuestra el ingreso de socios y socias, jubilados y pensionistas

bancarios y cooperadores.

Miguel Brassesco