Selección de Poesías

CULTURA EN AJUPE

 

Nuestra socia la escritora y poeta Sra. Marta de Arévalo nos brinda un nuevo encuentro con su obra y nos deleita con una selección de sus poesías.

Destacamos una coincidencia en el momento del armado del espacio cultural de la revista, con el día Internacional de la Poesía: 21 de marzo de 2012.

¿Hay mejor forma de homenajear y saludar a nuestros socios y socias poetas?

SELECCIÓN DE POESÍAS

de Marta de Arévalo

ESA LUZ

Herida entre sombra y llanto

vengo siguiendo una luz

que me alumbra y que me quema

con su inmensa ala azul.

Con sus alas en suspenso

me hace girar y girar

alrededor de presagios

calle larga angustia y sal.

Me surge esta luz de adentro

desde tiempo inmemorial.

Creciendo fue con mis huesos

pero nació hace más.

En ciclos de tiempo antiguo

cuando fui la que no encuentro

ni en mi tierra de esperanza

ni en mi selva de recuerdos.

De “Antología de la Poesía Cósmica de Marta de Arévalo. México 2003

 


AVISO AL VIENTO

Se busca urgente un vientecito de primavera.

De aquellos que venían del Olimpo

con soplos de Afrodita y efluvios de pámpanos y mirtos.

Cómplice en cabriolas de Dionisos.

Sáfico

sátiro

y conmovedoramente

grácil.

 

Se lo necesita para renovar los corazones

de los graves señorones que marean la política

que trafican con el átomo y el niño

que sueñan todo el día en ganancias suculentas

y comen en blanquísimos manteles pacifistas

mientras cuentan los favores

de los dólares que compran los misiles.

Se necesita un vientecito de primavera

para distraer esas mentes rigurosas

y salvar

lo que nos queda de sonrisa.



Del libro “Avisos Varios” (Cuatro ediciones) Montevideo, 1982 – Madrid, 1995

ERAN LOS TIEMPOS AQUELLOS

Eran los tiempos aquellos

de tiempo de lento andar.

Limpio cielo enlucerado

y la tierra sin nombrar.

Paz en la ingenua colonia

-campanero y sacristán-

y el norte abierto del campo

tierra brava y montaraz.

En los dorados veranos

pitanga y mburucuyá

embalsamaban el aire

zumbador de mangangás.




Floreciendo el espinillo

esparce su amarillear

sobre la huella salvaje

del puma en felino andar.

Puede verse en la espesura

la pinta piel de jaguar

y en los cristales del río

bebiendo el guazubirá.

Cantar en el bosque umbroso

el melodioso sabiá

y adivinar sombras vagas

de charrúas y chanás.

Era en el cielo la aurora,

era en la tierra ansiedad.

Sublime ansiedad de patria,

todavía sin nombrar.

Del libro “Romances Orientales” 1976. (Medalla de Oro)




MADRE

Hubo en la casa una cuna

y en la cuna una mujer

sobre el rugido del mundo

levantaba alta la fe.

Canción de hijos cantaba

florida de amanecer.

El tiempo empolvó la cuna

y pasó por la mujer.

Los hijos tomaron rumbos

en sendas de paz y bien.

Canción de esperanza cantan

en eterno renacer.

Está la casa en silencio

y en soledad la mujer.

Tanto le ha quitado el tiempo

la enriqueció de saber.

Hay muchas cunas con alas

que volverán a crecer.

El tiempo acorta distancias

y florece atardecer.

Llantos pasaron y risas,

pasarán ser y no ser.

Sobre el rugido del mundo

la mujer alza la fe.

Publicado en plaqueta por “Optica Ruglio” en 1982

 

 


AHORA

 

 

 


Ahora que tengo la edad de mis tristezas

y me vuelvo al origen de la vida

ahora que sé todas las cosas

que ninguno me enseñó en verdades

(aprendí entre trampas la lección tremenda )

ahora que cerré todos los libros

que me dieron la riqueza de sus voces santas…

Ahora que tengo en mí

la diversidad del Todo innumerable

y la única verdad de la Nada misteriosa

ahora quiero

darme a todos en silencio.

En la pausa indefinida

que no expresa la letra.

En el espacio en blanco

que dejamos

sobre el papel escrito

como si olvidáramos

una lágrima.

Allí.

En el espacio huella-cósmica

que deja la sombra de una vida.

Marta de Arévalo

Publicado en la web “Razón y

Palabra” México.

 

 

 


ANAGRAMA CHINO

 


Noche alta. Nostalgia sobre TI LE – HANG.

Leía un antiguo poema chino

que hablaba de un amor clandestino.

Lo escribió el último emperador Tang.

Mediatarde serena, siglo nueve

en Chang’an. Galería del sur. Llueve…

Ella iba a él, llama y dulzura

“…porque sólo a veces podían verse

(contaba pausado el poema), al verse,

¡qué infinita en los dos la ternura!”

La lluvia susurra el poema de antaño

Yo estoy sola en la noche… y te extraño.

Publicado en: http://fis.ucalgary.ca/ACH/Registro/Cuadernarios/Anagrama/index.html