Siempre quise escribir un thriller, es decir, un policial sangriento con asesinos en serie y crímenes monstruosos. Y encontré los elementos necesarios en la historia de mi país: una zona de guerra, una celebración de la muerte como la Semana Santa, una ciudad poblada de fantasmas. ¿Se puede pedir más?
El investigador de los asesinatos es el fiscal distrital adjunto Félix Chacaltana Saldívar. A él le gusta que lo llamen así, con su título y todo. El fiscal Chacaltana nunca ha hecho nada malo, nunca ha hecho nada bueno, nunca ha hecho nada que no estuviese claramente estipulado en los reglamentos de su institución. Pero ahora va a conocer el horror. Y el horror no se ha leído el código civil.
Siempre quise escribir una novela sobre lo que ocurre cuando la muerte se convierte en la única forma de vida. Y aquí está.