El sombrero chino / Virginia

Si la escritora Virginia Woolf fue talentosa, conflictiva, de una sexualidad tan fuerte como difusa, apasionada, socialista y extremadamente individualista, imprevisible y refinada, no sorprende que Antonio Larreta terminara hurgando en los recovecos de sus complejidades. Hace 60 años la leyó por primera vez, ahora obra el milagro de implantarse en forma bastante atrevida en medio de la vida y la muerte de la inglesa. Larreta como escritor -como hombre de teatro, cine y televisión es inabarcable- tiene una especial inclinación por los repliegues del mundo de las emociones, los lados oscuros y casi tortuosos: en Volavérunt las perversidades en el mundo de Goya, en El guante, el desborde rotundo y sexual de Blanes y su hijos, en A todo trapo un acercamiento casi periodístico a la vorágine del joven intendente suicida de Cerro Largo, Villanueva Saravia. Este volumen contiene dos cuentos y la dramatización en dos actos de la vida y sobre todo, la personalidad de Virginia Woolf. La obra de teatro se llama Virginia y es tan poco convencional como el personaje. El sombrero chino y El regalo de Violet son los dos cuentos sobre la escritora bien disímiles por cierto, pero con el fuerte sustrato común del erotismo. En El sombrero chino, Larreta recrea el inexistente diario de los tres últimos días de la vida de la suicida y lo hace con el fuerte olor de la tragedia y la fragancia del sexo deseado y prohibido. En El regalo de Violet encara directamente un juego de seducción lésbico provocado por Virginia.El conjunto exhibe la intimidad y los resortes creativos de Virginia Woolf, pero también el talento de Larreta.